La Doña y La Mona, madre e hija, una historia criminal al servicio del narcotráfico
Desde el Eje Cafetero y el interior del país cobraban a narcos para utilizar rutas del clan Úsuga y mantenían contactos con carteles de México, Panamá, Guatemala y Argentina.
Las actividades desplegadas por parte de la Policía Nacional en los últimos 16 meses contra el clan Úsuga, entre ellos alias Guagua, cabecilla regional en el Pacífico colombiano y Valle del Cauca en esa organización, permitieron detectar a las líderes de una red criminal que agrupaba a pequeñas estructuras narcotraficantes del Eje Cafetero y el interior del país.
Según la Policía Nacional, alias La Doña y La Mona, madre e hija respectivamente, según las evidencias recopiladas, exigían cuotas a otras bandas narcotraficantes para que pudieran sacar droga por las rutas del denominado clan Úsuga hacia Panamá, Guatemala y Argentina. Se presume movían un aproximado de 300 kilos mensuales, que eran procesados en pequeños laboratorios y transportados vía terrestre en camiones que en apariencia llevaban alimentos hacia el Pacífico o Urabá.
Alias La Mona fue capturada en un restaurante en Fusagasugá (Cundinamarca), fue imputada de encabezar la red de narcotráfico internacional en alianza con el “Clan Úsuga”, mientras que su madre, alias La Doña fue detenida en un paradero de buses en Bogotá. Las dos aceptaron cargos y por orden de un juez enviadas a la Cárcel de El Buen Pastor.
Las mujeres completaron 15 años dedicadas a actividades delincuenciales en esta región y en Bogotá, dentro de su modus operandi reclutaban a sus mismos familiares para integrarlos a la red y algunos se convirtieron en sicarios. Ellas también dirigían una denominada "Oficina de Cobro", ordenaban asesinar a quienes delataban ante las autoridades los cargamentos o quienes se dejaban atrapar en los diferentes controles de tránsito.
Durante la investigación la policía estableció que en el mes de julio de 2014, al parecer alias La Mona coordinó con narcotraficantes de Guatemala un envío de aproximadamente 500 kilogramos de cocaína, en esa oportunidad retuvieron a una persona, como garantía en caso que no se efectuara el pago de los alucinógenos.
La Policía Nacional identificó que la organización empleaba dos marquillas para identificar la cocaína (con la letra R y la marca de una reconocida compañía de motocicletas), así quedó en evidencia con la interceptación de uno de los alijos, de 61 kilogramos de cocaína que iban camuflados entre plátanos. El decomiso se produjo en la Sabana de Bogotá.
Ante la incautación, alias La Mona ordenó asesinar a los posibles responsables de la caída de los estupefacientes. Días después del hallazgo se conoció por los medios de comunicación sobre la muerte en Bogotá de dos mujeres y un hombre, en realidad fueron culpados de dar información a la policía para que se produjera el procedimiento de decomiso, pero ante la opinión pública el crimen fue registrado como muertes violentas relacionadas con un supuesto robo.
Por su parte, los investigadores de la policía se dan a la tarea de indagar sobre los antecedentes de alias La Doña, quien contaba con condenas por los delitos de hurto calificado y agravado, y falsedad en documento, así mismo esta mujer llegó a coordinar el cobro de 700 millones de la organización criminal La Oficina de Envigado.
Para febrero de 2014 alias La Mona, viajó a ciudad de Panamá, con el fin de coordinar negociaciones con traficantes locales y mexicanos, y logró alianzas para el tráfico desde el Urabá. Esta mujer se valía de sus atractivos físicos para persuadir a los narcotraficantes y obtener costos menores en el transporte de los alucinógenos y ganancias superiores.
Se pudo establecer que alias La Mona y La Doña, habrían recibido una gran suma de dinero en los últimos días por el pago de un envió de cocaína, cerca de 500 millones, por lo cual pretendían realizarse cirugías estéticas y la adquisición de bienes en el municipio de Fusagasugá.
De igual manera, se señala de acuerdo a la unidad investigadora que alias La Mona, sostuvo reuniones en Medellín con alias el Sombrerón, señalado como emisario del cartel mexicano del Golfo. En el encuentro se coordinó el envío de 300 kilogramos de cocaína a través de una aeronave que le conseguiría otro delincuente conocido con el alias de Benavidez y al parecer utilizarían una ruta por Panamá.